Gran asombro hubo en Olimpo el pasado Lunes cuando el técnico del (hasta el Domingo) equipo de Primera División del Club llegó al estadio Carminatti con una bolsa con 74 pelotas y en bicicleta, tal como fuera su costumbre a lo largo del Torneo Clausura 2008. El empleado de la institución aurinegra Estebán Céspedes (encargado del mantenimiento de la cancha), contó a “El Cangrejo Gaviotero” que Daniel Florit bajó de su Aurorita, dejó los balones en el piso, acomodó algunos conos sobre la gramilla y tras hacer sonar un silbato que colgaba de su cuello ordenó “seis vueltas alrededor de la cancha” a un estadio vacío.
Daniel Florit tuvo que hacerse cargo del primer equipo de fútbol cuando - abrumado por los malos resultados - Saporiti debió renunciar y su ayudante Etchaniz no llegó a un arreglo.
Daniel Florit tuvo que hacerse cargo del primer equipo de fútbol cuando - abrumado por los malos resultados - Saporiti debió renunciar y su ayudante Etchaniz no llegó a un arreglo.
De hablar pausado y tono distante, el novel coach despertó cierta curiosidad en los medios capitalinos, quienes lo veían como “un bicho raro” dentro de la vorágine actual del fútbol.
-“¿Cómo ve a Olimpo de cara a la pérdida de la categoría?” – le preguntaba, por ejemplo, el cronista de “Olé”.
- “Si... no... no sé... ni idea... yo no miro el promedio... no se entiende nada” – contestaba, evasivo.
- “Pero el próximo domingo se enfrenta con un rival directo en la lucha por el descenso, ¿no?” – insistía el notero de “Campo Moderno y Chacra”
- “Si... no... no sé... yo no miro el fixture, es muy aburrido...” – respondía, lejano.
- “¿Pero piensa que va a descender o no?” – se desesperaba el corresponsal de “Bricollage Extremo”
- “Si... no... no sé... yo no pienso... eso es aburrido, también”.
El pasado Domingo 22 de Junio, el conjunto aurinegro cayó de local frente a Estudiantes por 2 a 1, diluyendo así su última posibilidad de quedarse en el Torneo Superior de la A.F.A. Terminado el encuentro, pudo verse a Daniel Florit sentado en el banco, serio e impávido, y fue esa actitud la que recordó Sebastián Céspedes, el canchero del Carminatti, cuando lo vió dar órdenes a un campo de juego sin jugadores, un día después del partido.
Cuenta Céspedes: Yo me le acerqué y le pregunté “¿qué hacé, Florí?”
- Eh... no sé... ¿por qué me lo pregunta? ¿Usted de qué medio viene?– indagó el técnico.
- De ninguno, Florí. Soy Céspedes... – contesta.
- ¿Céspedes? – hace memoria - ¿Céspedes? ¿En qué puesto juega?
- En ninguno, Florí. Yo cuido el pasto.
- ¿Y qué hace acá, en medio del entrenamiento? ¡Venga a regar después!– ordenó el técnico
- ¿Qué entrenamiento? – dijo Céspedes - ¡No hay nadie!¡Si el campeonato terminó!
- ¿Terminó? ¿Cuándo?
- Ayer, Florí! Perdimos... descendimos...
- ¿Quién descendió? ¿Olimpo?
- Si... nosotros... Olimpo...
Cuenta Céspedes que el técnico entrecerró los ojos, como un chicato tratando de ver y luego masculló algo así como “uy.. qué cag...”
- “Es que yo no miro fútbol, es muy aburrido” - dijo al fin, como despedida.
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